No es la primera vez que nos ponemos a los mandos de un Subaru XV, en concreto esta es la tercera vez. Con anterioridad probamos dos XV muy parecidos, puedes leer la prueba de unos de ellos desde aquí.

El XV como todo vehículo con el paso de los años ha ido sufriendo modificaciones tanto externas como internas.

Recientemente ha sufrido un lavado de cara que lo ha actualizado, sobre todo en su interior e interior.

Del primer Subaru XV al último y que es objeto de esta prueba hay varias diferencias visuales.

A nivel mecánico sigue estando animado en el caso de la unidad probada por el magnífico y voluntarioso motor de dos litros turbo diésel y de disposición de cilindros bóxer. Un motor atípico dentro del mundo del diésel

Este motor, con un sonido característico y una alta facilidad para subir de vueltas con rapidez es ideal para el XV. Con un alto par motor desde muy bajo régimen; 1600, hasta las 2800. Es un motor verdaderamente explosivo con tan solo acariciar el acelerador y a la vez muy suave en conducción diaria.

Tras una semana conviviendo con el XV y su llamativo color azul “Hyper Blue”, hemos podido percibir de primera mano las bondades de este modelo que, a pesar de haber sufrido un facelift y llevar vendiéndose desde el 2012 sigue siendo un modelo joven y atractivo. Sin duda el lavado de cara le ha rejuvenecido notablemente.

Generalmente este tipo de SUV o todocaminos, no llegan a pisar en su vida o pocas veces si acaso, los caminos de tierra. Muchos compradores los adquieren por su alta polivalencia de uso y habitabilidad interior.

En el caso del XV es un coche que, por su tamaño; 4450mm de longitud permite un buen espacio interior y un maletero muy capaz con 380 litros, que si se abaten los asientos la capacidad aumenta hasta los generosos 1270 litros.

Externamente el XV ha sido modificado con un paragolpes delantero de nuevo diseño, y un amplio abanico de nuevos colores para la carrocería.

En su interior los cambios son también apreciables, desde los propios mandos del volante, completamente nuevos, a por ejemplo un cuadro de instrumentos con una pantalla de ordenador de a bordo de mayor tamaño. Más fácil de leer y con más opciones.

También ha sido modificada y mejorada la pantalla multimedia con una de mayor tamaño y visualmente más atractiva que queda perfectamente mimetizada con el salpicadero.

En la parte alta del salpicadero sigue existiendo una pequeña pantalla destinada solamente al climatizador donde podremos ver de un rápido vistazo las temperaturas seleccionadas de ambas zonas, fuerza del ventilador y que salidas están siendo usadas entre otras opciones.

Justo al lado de esta pequeña pantalla hay otra encargada de mostrarnos los consumos, medias, autonomía y más datos del ordenador de viaje. Es una pequeña pantalla muy útil que con apenas retirar la vista de la calzada podremos saber nuestros consumo, la media o la autonomía disponible. Que en el caso del motor diésel y los 60 litros de depósito suele ser bastante elevada.

En la zona de los aireadores centrales, debajo del botón de los intermitentes de emergencia, un botón que ahora es más vistoso y de menor tamaño, tenemos un pequeño joystick accionable que gobierna la pantalla del ordenador de viaje facilmente.

Nuestra unidad equipaba asientos de piel con costuras en naranja, asientos muy cómodos de accionamiento eléctrico en el caso del conductor y manual para el copiloto. No son excesivamente envolventes, sobre todo en la parte de la banqueta. A pesar de ello sujetan muy bien el cuerpo. Ambos son calefactables con dos niveles de potencia.

Tras varios kilómetros realizados en todo tipo de vías nos parecieron muy cómodos y agradables al tacto.