Antes de entrar en materia y de empezar a explicarnos cómo son y cómo funcionan los vehículos que circulan hoy en día por nuestras calles y carreteras, vamos a dar un largo paso atrás en el tiempo a fin de poder entender mejor el proceso por el cual, el Hombre, luchó durante siglos por encontrar el medio de sustituir el esfuerzo muscular y la tracción animal para poder desplazarse de un lugar a otro.

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En un principio, sabemos cómo, los primeros pobladores de la Tierra, se sirvieron de animales, sobre todo para alimentarse, cazándolos y capturando a otros para domesticarlos y trabajar sus tierras, utilizándolos, además, para recorrer grandes distancias aprovechando su fuerza y en muchos casos su velocidad.

La vaca, el buey, el toro, el caballo, los camellos, el asno y la mula, son algunos de aquellos animales que, por su fácil adaptación a la convivencia con los seres humanos, prestaron desde un principio su esfuerzo y resistencia a la fatiga en las tareas más penosas que tuvo que soportar el hombre de aquel periodo para sobrevivir.

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Un día, se cree que fueron tribus de pastores que vivieron en alguna parte del Asia Central, a alguien se le ocurrió que o para transportar grandes piedras, la colaboración bajo éstas de otras piedras de forma redonda, troncos de árboles y la ayuda de palancas, permitían que un solo hombre pudiese mover de un sitio a otro objetos muy superiores a su propio peso. Así nació el rodillo, precursor del invento más importante de la história técnica de la Humanidad: la rueda.

La rueda

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En un principio, la rueda formaba cuerpo con y giraba con su propio eje y más adelante, el eje fue rígido y la rueda giró libre entorno a éste. De esta forma, poco a poco, aquel maravillosos descubrimiento, no solamente fue utilizado para el transporte de cosas y personas, sino que, con la presencia de la rueda y su movimiento circular, el alfarero pudo modelar el barro y fabricar recipientes; se pudo extraer agua con ayuda animal, moler el grano con la fuerza del agua y del viento, nació la rueca para hilar el tejido y construir tiendas donde cobijarse, prendas de vestir y velas para navegar y un sinfín de cosas más que sirvieron para hacer más soportable la vida de los humanos.

Con la rueda y su perfeccionamiento a través del tiempo, también aparecieron asociados otros males de los que la Humanidad, desde entonces hasta nuestros días, no ha podido librarse: las guerras, y los problemas del tráfico rodado.

El carro

El carro y la rueda aparecieron en el escenario de la Historia prácticamente de la mano. La idea de mover grandes pesos sobre troncos de árbol derivó, probablemente y con el deseo de aligerar el sistema, en el rebaje de los rodillos originales por su parte central, hasta conseguir el diámetro mínimo de los mismos que permitiese el transporte de objetos sin quebrarse manteniendo el diámetro en los extremos. Con el fin de superar las posibles irregularidades del terreno, los extremos se hicieron más y más grandes a base de añadir piezas sólidas de mayor diámetro.

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El resultado fue el eje rígido unido a cubos de madera de gran diámetro: las ruedas. Si al conjunto le añadimos una plataforma, tenemos un carro. Aunque no se conoce con exactitud, se cree que fue el pueblo Chino el que primero utilizó, hace 2.400 años, esa idea en el transporte individual de personas. Pinturas muy antiguas, muestran un artilugio construido a base de cañas de bambú, que constaba de un fino eje solidario con una pequeña plataforma donde se ubicaba el conductor, unido a las ruedas de gran diámetro, que se impulsaba con los pies.