En la sección que hemos dedicado a las fuerzas, apuntábamos cómo la energía contenida en la gasolina, mediante transformación, era empleada para conseguir movimiento. Ahora, en esta parte dedicada al motor, vamos a ver el proceso con más detenimiento.

image

Existen tres estados posibles de la materia: sólido, líquido y gaseoso. En el agua, serían respectivamente: hielo, agua -tal cual- y el vapor de agua. La diferencia básica que existe entre los tres estados es la agitación de las moléculas debido a la energía almacenada. En estado sólido, la agitación es muy pequeña y la estabilidad molecular es grande. En estado gaseoso ocurre justamente lo contrario, gran agitación y poca estabilidad.

Este fenómeno es fácilmente comprobable. Volvamos al ejemplo del agua. Ponemos unos cubitos de hielo en una cazuela: estos caerán unos encima de otros, dejando huecos entre ellos. Si calentamos un poco el recipiente, se empezarán a derretir y el líquido en el que se transforman -agua-, ya no deja huecos, sino que se posa poco a poco en el fondo, llenado la cazuela por igual. El agua tiende a ocupar todo el volumen de ésta, desde abajo.

Continuamos calentando. Llegará un momento en que el agua empezará a hervir, a gasificarse, aunque ahora el vapor no se queda dentro ocupando todo el volumen, al contrario, tiende a salir hacia el exterior. Si intentamos cerrar la salida con una tapadera, en los primeros instantes, conseguiremos a duras penas retener el vapor , después vemos como la tapadera empieza a dar pequeños saltos y finalmente, a medida que aumentamos la temperatura, los saltos se producen con cierta violencia. En el esquema a la derecha podrás ver el proceso paso por paso.

El motor es como la cazuela, introducimos líquido al que convertimos súbitamente en gas mediante una explosión, elevando la temperatura «de golpe», varios centenares de grados, proyectando la tapadera con gran velocidad hacia el exterior.

image