Pigmentos, aluminio y mica. Son los ingredientes a partir de los cuales se crea un color, una mezcla que puede dar infinitos resultados, pero al final sólo 12 tonos se convertirán en la paleta de un coche.
Todo está calculado. Antes de empezar a trabajar en un nuevo modelo, el equipo de Diseño recibe las características básicas que debe reunir. Y eso incluye también los colores. Un ejemplo: la forma y el tamaño del coche. “Los coches pequeños pueden tener tonos más llamativos y homogéneos, mientras que los vehículos más grandes tienen tendencia a los oscuros metalizados”, explica Jordi Font, responsable del departamento de Color&Trim de SEAT.
Otro ejemplo: el público al que va dirigido el nuevo modelo. “Los colores más divertidos y arriesgados son para un público más joven. A medida que avanza la edad se apuesta por los colores más sofisticados”. Asimismo, también influye el carácter que se quiere dar al nuevo vehículo. “Un deportivo no tendrá la misma gama cromática que un SUV, que precisa de tonos más vinculados a la tierra y a la naturaleza”.
El clima y la cultura de un país también tienen un papel determinante a la hora de definir qué color es propicio para un mercado u otro. Eso sí, nunca pueden faltar el blanco, el negro y el gris. Son los más vendidos en Europa, y así lo demuestran los estudios año tras año.
Además de estos factores, la elección de un color es también el resultado de una “apuesta” sobre una base de muchos estudios y análisis, según comenta el propio Font. El equipo de Color&Trim tiene que hacer predicciones a tres años vista y, para ello, estudian las tendencias cromáticas en moda y arquitectura. El laboratorio de pintura se convierte en punto de encuentro entre la química y la creatividad: son necesarias 100 formulaciones y 1.000 litros de pintura antes de lanzar un nuevo color al mercado. Todo para que la apuesta sea exitosa ya que en la decisión de compra de un coche, el color tiene un peso muy importante.
De todas las creaciones, hay una que tiene un significado especial: el color de lanzamiento de un nuevo modelo, aquél con el que se da a conocer al mundo. “Es toda una declaración de intenciones”, según Font. En el caso del SEAT Ateca se buscó un naranja metalizado, el Orange Samoa. La inspiración de la ciudad natal de la marca ha sido primordial: “Barcelona es perfecta para ver salir el sol porque tenemos el mar al lado. Con este naranja hemos intentado captar ese color mágico de cuando el sol aparece en el horizonte”.
El color es fundamental para dotar de “emoción” a los coches, para que cada conductor “se muestre como es y como quiere ser visto. Al fin y al cabo, el color hay que vivirlo y sentirlo”, concluye.