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Viendo la salida ordenada del público del estadio de Saint Denis mientras cantaba la Marsellesa, no puedo olvidar la conducta miserable de nuestros políticos por ganar las elecciones cuando la sangre de casi doscientos muertos todavía permanecía sobre los andenes de la estación de Atocha.

Rubalcaba a Rodríguez Zapatero: “hemos ganado las elecciones”

El espíritu cainita que ha dividido y sigue dividiendo a los españoles en rojos y azules, unos por no informar y otros por culpar a los otros, ofrecieron un espectáculo deplorable.

Aznar y su ridícula adhesión a británicos y americanos sonrientes y con los pies puestos sobre una mesa en las Azores, fueron suficiente motivo para echar sobre él la culpa del horrible atentado.

No quito ni pongo rey y soy de los que creen que, en efecto, su elección al participar complaciente en la invasión de Irak fue en esos momentos suficiente motivo de crispación de la mayoría de los españoles. Pero la reacción patriótica de la nación francesa ante el terror nos enseña que, ante el atentado de Atocha, los políticos españoles deberían haber aparcado sus intereses políticos para formar una piña y apoyar al gobierno en contra de los únicos culpables, los terroristas.

Paco Costas