La idea de pasar algún día en las montañas cubiertas de nieve, si nos decidimos a viajar en automóvil o en una autocaravana, siempre presenta alguna dificultad y, por tanto, requiere unas mínimas prevenciones y operaciones de mantenimiento.
Las recomendaciones que voy a incluir en este comentario están dirigidas a los conductores de autocaravanas, pero son perfectamente válidas para toda clase de vehículos de cuatro o más ruedas.
Vídeo de la colocación de las cadenas para la nieve:
LOS NEUMÁTICOS
Como punto de partida, los neumáticos y la generosa profundidad de la huella en la banda de rodadura con el correcto inflado, han de ser el abecedario de todo conductor en todo momento, pero con nieve, hielo, barro, o cualquier otra clase de firme deslizante, especialmente vigilados y puestos al día, incluso. En ocasiones, es aconsejable que lleven un poco de de sobrepresión.
LA BATERIA
La segunda prevención de la que depende el que en un momento determinado nos quedemos sin energía para poner el motor en marcha, quedarnos sin luces o sin calefacción, entre otras pequeñas tragedias, es la batería. A veces, después de mucho tiempo de uso sin darnos la lata, creemos que esto no puede pasar, pero mi consejo es que la hagamos revisar antes de emprender el viaje, o cambiarla si es preciso a la menor señal de alarma. Las bajas temperaturas exigen siempre un esfuerzo y un consumo adicional a la batería.
Y, por si las moscas, unos cables para arrancar con la ayuda de otra batería o de alguien que se preste a ayudarnos, operan milagros ante una situación que con mejor tiempo siempre se soporta mejor
MOTOR Y LUBRICANTE
Ni que decir tiene que se hace imprescindible una comprobación del motor de arranque, y de una puesta apunto del encendido, si el motor es de gasolina. Si se trata de un motor diesel- que son gran mayoría-, del sistema automático de los calentadores y de los inyectores.
Del aceite del motor, las indicaciones de fabricante suelen ser las correctas, pero en cualquier caso, la viscosidad del aceite y su mayor fluidez con tiempo frío recomiendan los aceites multigrado especiales y con una amplia gama de uso para cada caso.
EL ANTICONGELANTE
Al igual que nos proveemos de ropa de abrigo para hacer frente al frío, el motor de su vehículo debe estar preparado para aguantar temperaturas desde – 0º hasta -30º. Si tiene la menor duda y no esta seguro de que en algún momento, por pérdida o por avería, se le ha vaciado el líquido total o parcialmente, en emergencia, compre anticongelante concentrado, lea las instrucciones del envase, y después de echárselo al depósito dormirá mucho más tranquilo.
LOS FALLOS SIEMPRE SE PRODUCEN EN EL MOMENTO MÁS INOPORTUNO.
Y hablando de líquidos, ¿se ha dado cuenta, o le ha pasado alguna vez, que cuando ha puesto en marcha el sistema lavaparabrisas, éste no ha expulsado ni una gota de agua y todo lo que ha conseguido es que los limpiaparabrisas le dejen sin visión cuando más falta le hacia? Si alguna vez ha tenido esta inoportuna experiencia, hágame caso, rellene usted mismo el depósito con el líquido específico que puede comprar en cualquier gasolinera. No se le ocurra rellenar el depósito con agua del grifo a no ser que no tenga otra opción.
DEPÓSITO DE AGUAS GRISES EN LAS AUTOCRAVANAS
Algunos de estos vehículos llevan el depósito de las aguas residuales (ducha, fregadero, lavabo) al descubierto y muy cerca del suelo. A bajas temperaturas, el agua se hiela y se obstruye su sistema de evacuación; añadir a este depósito anticongelante a través del desagüe del fregadero o del lavabo, evita esta posibilidad. Si el vehículo está inmóvil, estacionado, lo mejor es colocar un recipiente o un bidón (se encuentran en el mercado, especiales para esta función) vigilando su nivel y vaciándolo tantas veces como sea preciso.
Las autocaravanas disponen por lo general de un sistema de calentamiento del agua y de la calefacción alimentado por gas. Normalmente se trata de dos botellas con contenidos que van desde 11 a 13 kilos. Resulta imprescindible iniciar el viaje con la seguridad de que las botellas, las dos, están llenas. En las peores condiciones de frío serán suficientes para una decena de días a condición de que el gas no sea butano por su posible y más que segura congelación en condiciones extremas. Ante esta posibilidad, lo mejor es asegurarse adquiriendo gas propano que aguanta a cualquier temperatura sin congelarse.
IMPORTANTE PARA LOS SITEMAS DE CALEFACCIÓN DE LAS AUTOCARAVANAS.
Los sistemas de calefacción más actuales en las autocaravanas permiten disponer de agua caliente y de un buen sistema de calefacción. Pero cuando la temperatura exterior se aproxima a los 0º grados, una válvula automática se abre y vacía en su totalidad el contenido del agua potable para evitar la congelación y posibles averías del calentador y de la bomba impulsora. Esta posibilidad desaparece en el momento que se pone en marcha el sistema con agua en el depósito y se desaloja el aire purgando el sistema con los grifos abiertos.
PARA TODA CLASE DE VEHÍCULOS
Algunos viajeros acostumbrados al frío, protegen las cerraduras de las puertas lubricándolas y, en ocasiones calientas las llaves con la llama de un mechero antes de usarlas. Si es posible, también debemos proteger el parabrisas de alguna forma ( unos cuantos cartones de embalaje servirán ), y si nos encontramos con que éste está cubierto de hielo, conviene ir provistos de un rascador o algo semejante para quitarlo. Las escobillas limpiaparabrisas deben permanecer separadas del parabrisas y, bajo ningún concepto, debemos dejar el freno de mano echado. Una velocidad corta engranada será suficiente.
LA CONDUCCIÓN
La conducción sobre nieve o hielo es siempre delicada, no importa la clase de vehículo que estemos conduciendo, incluidos aquellos con tracción a los dos ejes. Si tuviese que aplicar una norma general yo aconsejaría tres cosas: concentración absoluta, disminuir la velocidad hasta los límites que requiera la vía en cada momento y, ante todo, y sobre todo, SUAVIDAD en el manejo de los mandos. En condiciones de precaución extrema, cualquier distracción, una conversación, el teléfono móvil, la radio, fumar un cigarrillo o distraer la vista ante un anuncio o cualquier otra circunstancia que nos haga perder la concentración en cualquier momento, pueden acabar con el vehículo tumbado en la cuneta y con nuestras anheladas vacaciones.
Los vehículos que llevan incorporado el sistema de control de tracción o la transmisión a las cuatro ruedas, siempre tienen ventaja sobre el resto. Por orden de fiabilidad, en condiciones de baja adherencia, la escala sería: los 4×4 en primer lugar; a continuación los de tracción al eje delantero, y los de tracción trasera en último lugar. Estos últimos suplen este handicap con los modernos sistemas de control de tracción, pero no todos disponen de esta importante ayuda y la mayoría de las autocaravanas tampoco.
ELIGIR LA RUTA
Muchos conductores, cuando disponemos de tiempo, especialmente viajando en una autocaravana, elegimos las carreteras nacionales y, en ocasiones, también las comarcales, debido por lo general a su mayor interés turístico y también a su coste cero. en condiciones invernales, lo mejor es informarse con antelación y, en todo caso es mejor optar por las autovías y las autopistas, por su menor número de curvas, la ausencia de tráfico de frente, y porque la posibilidad de obtener ayudas en una emergencia es mayor.
ALGUNOS CONSEJOS SOBRE POSIBLES ATASCOS
Si partimos de la premisa que aconseja conducir con la mayor suavidad, no hace falta explicar que el tratamiento del freno, el embrague, el cambio de marchas, la aceleración y los giros de volante han de ser en todo momento medidos y nunca bruscos.
Si aparcamos, debemos siempre hacerlo de forma que al arrancar nos favorezca la inclinación de la carretera, en segunda velocidad y acelerando lo justo para no hacer patinar los neumáticos. Cuando afrontamos una cuesta abajo seguida de una pendiente a continuación, siempre lo haremos acelerando de forma suave pero continua (quitar y poner el pie sobre el acelerador o el pedal del freno afecta de forma inmediata a la adherencia disponible), calculando el impulso y la propia inercia del vehículo para que éste no se detenga en mitad de la cuesta obligándonos a tener que volver a arrancar.
LOS PIES QUE MECEN LA CUNA
Si el vehículo se queda atascado, una forma de reiniciar la marcha consiste en que, con mucho tacto para no quemar el embrague, intentemos con mucho tacto, con la segunda y la marcha atrás, iniciar movimientos cortos hacia atrás y hacia delante hasta que notemos que podemos seguir avanzando para salir del atasco. Pero esta forma de arrancar, no sirve de nada si tenemos nieve acumulada delante de las ruedas o nos ponemos nerviosos y empezamos a acelerar sin medida. En este caso, las ruedas acabarán por hundirse y sólo la grúa será capaz de dejarnos continuar el viaje.
Si por falta de adherencia, al intentar reanudar la marcha no dosificamos la aceleración y el embrague, sin haber despejado la nieve delante de los neumáticos, el vehículo comenzará a patinar lateralmente y nos quedaremos cruzados sobre la vía o, lo que es peor, en una zanja, fuera de la carretera.
EL HIELO
Conducir sobre hielo o nieve dura helada, ofrece pocas posibilidades de avanzar con éxito. En esas circunstancias, más que nunca, hay que tratar los mandos como si estuviésemos interpretando el Claro de Luna de Bethoven al piano.
De todos modos, hasta los más virtuosos están siempre expuestos a un repentino patinazo. En ese caso, hay que huir de los pedales del freno y el acelerador como del demonio. Cuando notemos que se inicia el patinazo, lo inmediato es pisar el embrague a fondo, y sin soltarlo, tratar de dirigir el vehículo en la dirección deseada aunque las ruedas avancen giradas, pero siempre con la vista buscando la salida del problema. Algunos conductores tienen muchas veces una accidente por fijar la vista en el obstáculo con el que finalmente acaban chocando, en lugar de buscar con la mirada el punto de huida del patinazo.
En cualquier caso, la única solución con hielo o con nieve, mientras no se descubra algo mejor, son las cadenas.
Sobre este particular tenemos que reconocer que un inmenso número de conductores españoles ni siquiera saben colocarlas y que, otros, sobre todo los que conducen un vehículo de tracción integral, creen equivocadamente que el sistema es el bálsamo de Fierabrás. Cuando hay nieve de verdad sobre la vía, esta absurda seguridad acaba con muchos de ellos en una zanja. CONTRA LA NIEVE Y EL HIELO, LAS CADENAS.
Hoy día la mayoría de las cadenas no requieren que levantemos el coche y se pueden colocar en cinco minutos si leemos bien las instrucciones o las colocamos sobre las ruedas motrices una par de veces antes de salir de casa. Aquellos conductores que esperan al último momento para colocarlas o insisten en seguir a pesar de las advertencias de la Guardia Civil y de la información que da la radio, siempre acaban pagando con sufrimientos innecesarios su audacia. Lo peor es que su temeridad acaba creando atascos que pagan siempre otros más precavidos.
EL COLCHÓN DE SEGURIDAD
Si en todo momento un conductor precavido se cuida de mantener la distancia de seguridad necesaria al flujo del tráfico (frontal, lateral y trasera) cuando las cosas se ponen feas a causa del mal tiempo y la consiguiente disminución de visibilidad, esta precaución debe ser tres veces mayor, y cuando llega el momento en el que es aconsejable parar para poner las cadenas, tener el margen de espacio necesario para no obligar a otros conductores a desviarse o a frenar bruscamente.
Primero, buscamos rápidamente con la suficiente antelación el lugar adecuado lo más alejado de la calzada, y cuando nos bajamos del vehículo ya tenemos que llevar puestos los chalecos reflectantes obligatorios.
La segunda operación, también obligatoria y por seguridad, consiste en colocar los triángulos de aviso (por delante y por detrás, si se trata de una vía de circulación en ambos sentidos, y sólo por detrás, si estamos en una autovía o en una autopista. Durante la noche estas precauciones deben siempre tomarse de forma muy especial.
COLOCAR LAS CADENAS.
Unos buenos guantes y un trozo de hule o de plástico para arrodillarnos sobre él, forman parte muy importante del proceso. Las cadenas no deben nunca estar en el fondo del maletero cuando los avisos nos alertan de la posible aparición de la nieve en el trayecto. Si tenemos que sacar todo el equipaje y colocarlo sobre la carretera, además del esfuerzo, se apodera de cualquiera un inevitable sentimiento de frustración.
Aunque no es fácil explicar con palabras la mejor forma de colocar unas cadenas, voy a intentar hacerlo de la mejor forma posible.
EL PRIMER PASO
Lo primero, motivo de un inevitable disgusto, es cuando comprobamos que la medida de las cadenas no se corresponde con la del neumático. Al comprarlas, es la propia caja la que nos dice la gama de medidas entre las que debe figurar la de nuestros neumáticos.
La segunda operación consiste en extenderlas por detrás de las ruedas motrices de forma paralela a estas. A continuación agarramos el aro de acero circular que lleva este sistema más moderno y metiendo las manos por detrás del neumático, lo subimos hasta la parte alta de la banda de rodadura y lo abrochamos(el sistema suele ser muy sencillo ) y sin soltarlo en ningún momento( de las propias cadenas sale un asidero ) lo fijamos a un enganche que suele venir en colores distintos y está siempre muy bien indicado.
Lo siguiente consiste en ir abrazando y extendiendo las cadenas sobre la totalidad del neumático, de forma que el entramado de las cadenas cubra todo el conjunto, es decir, la banda de rodadura y el flaco lateral.
La ultima operación, la más sencilla si hemos cubierto y extendido bien las cadenas, consiste en fijar el último enganche que permanece suelto y, con el tensor que incorpora el sistema, tensar todo lo que permita.
Como por muchos esfuerzos que hagamos, las cadenas no quedarán tensadas del todo, arrancamos, avanzamos unos metros despacio y es entonces cuando ya las cadenas se han acoplado al neumático cuando podemos dar un último tirón al tensor. RECUERDE, LAS CADENAS SIEMPRE EN LAS RUEDAS TRACTORAS.
Si las cadenas se colocan en un 4×4 de tracción permanente a los dos ejes, lo mejor es colocarlas en las ruedas delanteras.
Y POR ÚLTIMO, NO OLVIDE:
Llevar una buena linterna.
No esperar a que el aforador indique que queda todavía un cuarto de depósito de combustible.
Proverse de un par de buenas mantas.
No se le ocurra afrontar el viaje con zapatillas de deportes
No consienta que nadie fume o le distraiga
No haga caso al móvil, o mejor apáguelo.
Un rollo de alambre recocido es como “mano de santo” para tensar unas cadenas rebeldes.
Y, ante todo, NO CONTINÜE CIRCULANDO CON LAS CADENAS CUANDO VUELVA A RODAR SOBRE EL ASFALTO, hacerlo comporta el riesgo de destrozar las cadenas, el asfalto- que es de todos- , y los neumáticos. Conducir con cadenas sobre el asfalto sin nieve o hielo, cuando abordamos una curva es como si girásemos sobre un patín con cojinetes de bolas.
Y, por último…..
¡Buen Viaje!
Paco Costas