La única promesa electoral del PSOE que ha cumplido con éxito, reducir las cifras de víctimas del tráfico, se le olvidó a un nervioso Rubalcaba durante el cara a cara que mantuvo con Rajoy en el debate organizado por la Academia de Televisión en el Palacio de Municipal de Congresos de Madrid en la noche de ayer.

Puedo imaginar la mueca de disgusto del Director General de Tráfico mientras que, a buen seguro, esperaba que, al menos, su jefe inmediato, se acordara de la labor realizada por la DGT durante el tiempo que el exministro plenipotenciario y aspirante a la Moncloa, estuvo al frente de Interior.

Presencié el debate en directo invitado como miembro de la Academia de Televisión, rodeado de académicos amigos y de periodistas conocidos de distintos medios de comunicación que, dentro de una expectación inusitada, esperaban, al igual que yo, algo que en ningún momento sucedió ya que, es esta ocasión, los argumentos de los contendientes carecieron del interés que se esperaba.

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Algunas escenas me recordaron mi pasada afición al boxeo cuando, Manolo Campo Vidal, al principio del debate, tomó los brazos de ambos rivales, les leyó las reglas del combate y después mandó a cada uno a su rincón.

Pero nada de lo que presagiaba el encuentro sucedió y, salvo algún momento puntual, no salieron a relucir los cuchillos que Rubalcaba sabe manejar de forma magistral.

En mi caso, en la parcela que me atañe, confieso que me sorprendió el olvido del aspirante socialista sobre uno de los pocos tantos que podía apuntarse, porque, el resto, en mi modesta opinión, se reduce a recordar que se encontraron la despensa llena y la han dejado vacía y con un más que problemático futuro como volver a llenarla.

Querido Pere, ¡que frustración la tuya después de las duras críticas recibidas!, tu contribución a la seguridad del tráfico y a las arcas de Hacienda, no recibió ayer el homenaje que sin duda te mereces.

Paco Costas