El Ford Fiesta en su versión Red&Black es una edición limitada asociada al pack ST-Line y al motor 1.0 Turbo EcoBoost, con una potencia de 140cv.
Es difícil no reconocer al Fiesta Red&Black, ya que por su colores de carrocería como su nombre indica, rojo y negro, destaca sobre los demás vehículos. Y también por el pack deportivo ST- Line que lo acerca peligrosamente al Fiesta ST actual.
El 1.0T EcoBoost lo hemos probado en diferentes monturas y potencias. En el Ford Focus que probamos aquí, nos pareció que el pequeño propulsor daba la talla para mover con soltura el peso del compacto Ford Focus, si bien la entrega de potencia era pausada y llana. Subiendo de vueltas con cierta lentitud. Aun así, los andares del Focus eran más que dignos y con unos consumos bajísimos.
También probamos el Fiesta con este motor y 125cv, sin duda su menor peso favoreció mucho en prestaciones y cualidades dinámicas. El motor, de idéntica potencia y cilindrada que el probado en el Focus parecía ser otro. Mucho más lleno a bajo régimen y con una estirada más contundente.
Ahora, en la prueba que estás leyendo, hemos probado la última evolución del 1.0T EcoBoost con una potencia de 140cv. Ya son palabras mayores para un motor tan pequeño y de tan solo 3 cilindros.
Hace años los encargados de producir como potencia los 140cv eran mecánicas de 2.0 litros y cuatro cilindros. Es evidente que el 1.0T con tecnología EcoBoost no es tan cómodo a la hora de conducir, sobre todo en ciudad donde la cilindrada es importante.
A pesar de ello el 1.0T EcoBoost tiene un funcionamiento impecable, buenos bajos, buenos medios y correctos altos. Acelera con fuerza y decisión desde las 2000 revoluciones hasta las 6000 que es donde nos topamos con la potencia máxima.
Los 140cv se dejan notar si aprovechamos bien las marchas, a pesar de tratarse de una mecánica turbo, como en todo motor, debemos exprimir las marchas para acelerar con decisión.
Externamente, como decíamos al inicio de esta prueba, el Fiesta Red&Black no pasa desapercibido. Su carrocería bi-tono llama poderosamente la atención. Al igual que el contundente alerón proveniente del Fiesta ST. De un generoso tamaño. Y también unas llantas de buen tamaño.
En su interior esta edición limitada hereda bastantes piezas de su hermano mayor el ST, desde el volante a los asientos. Eso sí, modificados. Todo en piel, con un buen tacto. El puesto de conducción es amplio y, como siempre, con múltiples reglajes por parte del asiento y del volante con regulación en altura y profundidad.