De nuevo nos ponemos a los mandos del pequeño SUV de SsangYong, el Tivoli. Con mecánica diésel de 1,6 litros de cilindrada y una potencia máxima de 115cv gracias a la turbo alimentación.
Para nosotros es la segunda vez que os traemos la prueba de un SsangYong, y no será la última, el SsangYong Tivoli nos pareció tan interesante que de nuevo lo hemos vuelto a probar.
Sin duda la mayoría de las marcas han optado por el nicho de los SUV, en creciente ascenso y con unas ventas muy notorias. Es difícil ver hoy día una marca que no disponga de un coche de este tipo.
El Tivoli reúne lo bueno de un SUV, potente, rápido, estable y fácil de manejar. Con lo bueno de un todocamino; permite salirse del asfalto sin ningún tipo de temor. Y si nuestra versión es 4WD con mayor motivo debemos hacerlo.
Externamente el Tivoli es un vehículo de poco más de 4,2 metros de longitud. Más pequeño que la mayoría de los compactos, facilitando su uso en ciudad y sobre todo a la hora buscar sitio para poder aparcar. Su imagen es juvenil y llama la atención, sobre todo las luminosas luces led diurnas que equipa.
El interior, dependiendo de su acabado puede estar mejor o peor vestido. Nuestra unidad era un acabado intermedio “Premium” pero con una alta dotación de extras interesantes. Como son la cámara de marcha atrás o la posibilidad de poder bloquear el diferencial de la tracción total a nuestro parecer. Pocos todoterrenos nativos he visto hoy día con esta posibilidad. Y la verdad se echa mucho en falta.
Echamos de menos en el SsangYong con acabado Premium dispositivos que a día de hoy se hacen imprescindibles, como el sensor de luces o un sensor de lluvia.
El motor es un 1.6 turbodiésel que eroga 115cv, muy silencioso y parco en consumos. Con buen empuje desde bajas vueltas, siendo desde las 1500 donde el empuje se hace más patente hasta las 4000 donde se obtiene la potencia máxima del propulsor.
Nos ha gustado su manera de entregar la potencia, lineal pero a la vez contundente. Sin apenas esperas desde que se reclama la máxima aceleración del propulsor.
La tracción total le otorga mayor seguridad en pavimentos deslizantes y, en caminos de tierra es capital para poder sacarle el máximo jugo. Con el bloqueo de diferenciales el pequeño Tivoli asombra gratamente con lo apto que es para transitar por caminos de cierta complejidad.
Visibilidad
Casi siempre que un vehículo exteriormente es muy agresivo en su diseño interiormente dificulta en la visibilidad.
En el caso del SsangYong no sucede así. Podemos decir que se ve perfectamente. No hay obstáculos directos.
Los reposacabezas traseros en su posición más baja no molestan en absoluto. Los pilares A aun siendo de un buen grosor no interrumpen la visión.
Nuestra unidad contaba con faros de tecnología halógena tanto para luces de cruce como para luces de carretera. La potencia de dichos faros es correcta, pero siempre mejorable en este aspecto.
Como extra nuestra unidad llevaba una cámara de vídeo trasera que facilita mucho a la hora de aparcar o maniobrar.