- Chimeneas que reaprovechan la energía o un pavimento que reduce la contaminación, son algunas de las últimas novedades
- La compañía tiene en Martorell SEAT al Sol, la planta solar más grande de la industria automovilística en Europa
En los últimos siete años SEAT ha reducido en un 35,5% su impacto medioambiental. A las puertas del Día Mundial del Medio Ambiente, refuerza su compromiso por implantar medidas y proyectos para maximizar recursos y minimizar las emisiones en todos los procesos. Con este fin se invirtieron alrededor de 6 millones de euros en 2017 en proyectos de sostenibilidad.
La compañía desarrolla planes enmarcados en la iniciativa Ecomotive Factory, que forma parte de la estrategia PQT de SEAT (Producción, Calidad y Equipo), diseñada para mejorar la productividad y la calidad en las plantas de Martorell, Barcelona y SEAT Componentes y dar respuesta a los retos de futuro del sector de la automoción. Con esta finalidad, SEAT se propuso disminuir en un 25% su impacto ambiental en el periodo 2011-2018. Ese reto se cumplió con dos años de antelación, en 2016, y la marca automovilística fija su objetivo en la reducción de un 50% para el año 2025.
SEAT consume, en comparación con la media de los fabricantes de su sector en Europa, aproximadamente, la mitad de energía para producir un vehículo, un 23% menos de agua y emite un 65% menos de CO2. Una de las mayores iniciativas en términos de medio ambiente es SEAT al Sol, la planta solar más grande de la industria automovilística en Europa y una de las más grandes del mundo (53.000 paneles), con una superficie de 276.000m2, equivalente a 40 campos de fútbol, que permiten generar más de 17 millones de kWh anuales.
Entre los proyectos más recientes se encuentran la instalación para recuperar la energía que emiten los hornos de secado o un pavimento que reduce la contaminación en un 40%.
Chimeneas más eficientes
Un ahorro de 11,7 GWh por año en el consumo de gas para calentar agua, es lo que va a lograr SEAT con la nueva instalación para recuperar la energía que se emite en los hornos de secado de carrocerías de uno de los talleres. El aire que emanan las chimeneas calienta un circuito de agua que se aprovecha posteriormente en los procesos del área de pinturas.
Así se logra reaprovechar gran parte de la energía que se produce, y se reduce la necesidad de calentar agua. Gracias a esta iniciativa se dejan de emitir 2.400 toneladas de CO2 cada año.
Un pavimento que descontamina
Con el objetivo de mejorar la calidad del aire en la planta de Martorell, SEAT ha comenzado a instalar pavimento fotocatalítico.
Se trata de losas de hormigón a las que se les aplica dióxido de titanio. Este elemento tiene la curiosa propiedad de que en contacto con elementos contaminantes y, a su vez, con luz y oxígeno, desencadena una reacción química que descompone las partículas contaminantes de óxidos de nitrógeno (NOx). Además las convierte en nitratos que se disuelven con el agua. De esta forma descontamina el aire, se limpia de manera autónoma y es bactericida.
En una primera fase se está implantando en el Centro Técnico de SEAT. Son 4.000 metros cuadrados de pavimento fotocatalítico, que reducen la contaminación del aire en un 40%. Se está estudiando la instalación de estas losas anticontaminación en los 26.000 metros cuadrados de aceras que hay en el complejo empresarial (lo que supone un potencial de reducción de 5,2 toneladas al año de óxido de nitrógeno), y la aplicación de pinturas con las mismas propiedades de descontaminación en los 147.000 metros cuadrados de fachadas de los talleres.
Preservar la biodiversidad
SEAT ha impulsado la creación de un jardín botánico en el parque Can Casas de Martorell, que ha consistido en la plantación de 80 árboles de distintas especies autóctonas, así como de un espacio para la protección de la rana Hyla Meridionalis. El proyecto incluye la posibilidad de identificar esta flora y fauna del parque mediante un código QR.
Destaca potencialmente el proyecto piloto aplicado en SEAT Componentes. El desafío ambiental del aceite doméstico usado ha impulsado a la compañía a poner en marcha el proyecto Claki. El aceite utilizado para cocinar de los hogares, contamina el ciclo del agua. De modo que para ayudar al medioambiente, los empleados han recibido un recipiente para recoger el aceite usado de sus casas y llevarlo al contenedor ubicado en el centro de trabajo, donde lo depositan y reciben uno limpio. Esto implica un proceso de vaciado del contenedor, transporte de los recipientes, gestión, lavado y retorno. De este modo se crea un proyecto educativo y medioambiental, que además genera empleo.