“Más allá de la imprudencia, existen comportamientos deliberadamente peligrosos. Al ser un objeto muy personal, casi íntimo, el vehículo se convierte en una válvula de escape de las frustraciones de la vida cotidiana. Por desgracia para todos: no sólo el automovilista incívico pone en peligro su vida sino que pone en peligro la de otros usuarios que, por reacción adoptan la misma actitud. Al mismo tiempo, el individuo, protegido dentro del habitáculo y no directamente expuesto a la mirada de los demás deja que fluyan sus pulsiones más inconfesables.” Del libro: Renault y la Seguridad Vial
El proverbio suele acabar cumpliéndose, pero, por desgracia, aquellos amantes del peligro, en muchas ocasiones, acaban llevándose con ellos la vida de otros inocentes.
… Granada, un conductor invade la izquierda con un todo terreno y mata a un jóven que circulaba en dirección contraria. Otro joven, circulando a velocidad excesiva, arrolla a tres miembros de una familia causándoles la muerte instantánea. El conductor de un camión conduce sin carné, ébrio, vuelca, y se comprueba su reincidencia. Hace unos días, otro de estos peligrosos indeseables, es detenido circulando por dirección contraria, borracho, y a gran velocidad…
¿Podemos emprender un viaje sin el temor a encontrarnos de frente a alguno de estos irresponsables? ¿Es la cárcel un castigo sufiente, o es mejor dejarlos sueltos para que vuelvan a matar a alguien?
En esta misma sección, hace unos días expresaba mi opinión a favor de las penas de reclusión para aquellos conductores que atentan de forma grave contra la seguridad del tráfico, y recibí algunas opiniones en las que, las libertades individuales y la permanencia en prisión se consideraban excesivas e impropias de un país civilizado. Pero con todo mi respeto por los que así se pronunciaban, no debo ser el único en defender la máxima severidad de la Ley en estos casos cuando, afortunadamente, un juez ya ha mandado a prisión a uno de estos conductores además de imponerle la multa correspondiente y la privación del carné de conducir.
La cárcel puede que no sea el lugar más adecuado y entiendo que, algunos defensores de los derechos del que delinque, primen siempre por encima de cualquier otra consideración, yo también soy de la misma opinión, pero muchas veces me pregunto cual sería mi reacción si hubiera perdido a un hijo, a mis padres, o a un ser muy querido, a manos de un de estos locos al volante.